• El amenazante panorama de impagos que sugerían los cierres de las economías desde marzo de 2020 desencadenó un arsenal de medidas para aliviar el flujo de caja de las empresas y los inciertos ingresos de millones de familias, lo que a su vez puso a prueba la resiliencia del sector financiero.
• A un año de iniciada la pandemia, el sector bancario regional termina con un alentador panorama gracias a la oportuna y ordenada actuación de las autoridades y los establecimientos bancarios para lograr atender el caso a caso de la afectación de los deudores, sin que esto significara un riesgo que pusiera en peligro la estabilidad del sistema.
• El crédito continuó expandiéndose, teniendo el sector, a diferencia de la crisis del 2008, un papel contra cíclico, y los indicadores de deterioro se mantuvieron contenidos en medio de las disposiciones de alivios financieros. Sin embargo, a medida que estos van llegando a su fin, la cartera en mora ha venido aumentando, aunque en niveles que no constituyen una señal de riesgo, gracias al alto nivel de provisiones que mantienen las entidades.