
- Así como en el ciclismo el gregario es quien permite que el equipo alcance la victoria, en la economía colombiana la banca cumple ese rol esencial. Aunque no siempre recibe el reconocimiento, es quien marca el ritmo, rompe el viento para facilitar el avance de sus compañeros, detiene al rival y, si es necesario, se sacrifica por el resto del equipo.
- La banca enfrenta hoy una “fatiga” provocada por tres cargas: sobrecarga tributaria, inestabilidad jurídica y represión financiera. Si debilitamos al gregario, debilitamos al equipo.
- El sistema financiero enfrenta una sobrecarga tributaria significativa: el impuesto de renta para los bancos alcanza el 40%, la tasa más alta entre los países de la OCDE y la quinta a nivel mundial. Además, el Government Take, la proporción total de impuestos sobre las utilidades llega al 58%, lo que equivale a que todo lo que produce el sector entre enero y el primero de agosto se destina al Estado.
- El sistema financiero colombiano ha demostrado ser mucho más que un actor económico. A pesar de los obstáculos, la banca sigue pedaleando, marcando el ritmo, impulsando sectores como la construcción y la agricultura y liderando iniciativas como el Pacto por el Crédito, que ha sido una de las respuestas más efectivas para la reactivación económica.
- El sistema financiero colombiano no solo impulsa la economía, también corta el viento y abre el espacio a la innovación. Con una inversión anual de 1,7 billones de pesos en tecnología, seis veces más que el presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, la banca ha demostrado ser una de las industrias más intensivas e innovadoras.
- La banca enfrenta a los grandes rivales del país: la pobreza y la crisis climática. Por cada billón de pesos prestado, 7 mil personas salen de la pobreza, lo que demuestra el poder del crédito como herramienta de inclusión. Hoy, el 20% de la cartera es sostenible, con 134 billones de pesos destinados a iniciativas ASG, posicionando a Colombia como pionera en taxonomía verde y social.