El debate acerca de la calidad y los precios del sistema financiero ha venido
 fundamentándose en ideas erróneas que continúan arraigadas en el imaginario colectivo,
 pero que pierden sustento cuando se enfrentan con el rigor de las cifras. Muchos de estos
 mitos no sólo terminan promoviendo leyes que van en contravía del desarrollo del sistema
 financiero sino que incrementan el riesgo regulatorio del sector.
En la búsqueda de réditos políticos, recientemente se ha planteado la idea de que la
 banca debe eliminar el cobro de los productos y servicios financieros, una idea sin duda
 loable, pero que no debe ser el resultado de ajustes en el marco regulatorio, sino
 consecuencia natural de la competencia del mercado.
Los precios de los productos y servicios financieros que ofrece la banca colombiana
 han crecido a menores tasas que los precios de la economía, e incluso, en algunos
 periodos de tiempo han registrado importantes reducciones. De hecho, frente a
 estándares internacionales, en ningún caso la banca colombiana aparece como la que
 más cobra, con costos que en la mayoría de casos se encuentran por debajo del
 promedio regional. Se resalta, por el contrario, que de la mano de la disminución de los
 precios y de la mayor entrada de usuarios al sistema, el sector presta un servicio de alta
 calidad, con niveles de eficiencia que alcanzan el 98%.
Entre los esfuerzos para avanzar en la reducción de los precios de los productos y
 servicios financieros, los medios de pago electrónicos han jugado un papel fundamental
 toda vez que las constantes innovaciones han incrementado la eficiencia y la seguridad
 han disminuido los costos asociados a los canales tradicionales. Por eso, la legislación
 debe ir encaminada a propiciar la expansión de los medios de pago electrónicos no solo
 por los efectos positivos en materia de seguridad y eficiencia, sino porque de esta manera
 se garantizaría una constante reducción de los precios financieros.
Asobancaria reitera que la competencia resulta ser el mejor regulador de los costos y
 que una gestión eficiente de estos redunda, desde luego, en mayores beneficios para los
 clientes. La intervención de los precios, como lo ha mostrado la evidencia empírica,
 conduce inevitablemente a un rotundo fracaso en los modelos de negocio en términos de
 calidad, eficiencia y cobertura del servicio.


