Los derivados financieros son instrumentos vinculados directamente a activos específicos, de cuyo comportamiento proviene su valor. Estos se conocen como subyacentes y abarcan una gran variedad de activos, desde bonos y acciones hasta commodities, índices y divisas. Debido al potencial que ofrecen los derivados para cubrir riesgos asociados a las fluctuaciones de las tasas de interés y la tasa de cambio, estos instrumentos son parte fundamental en el correcto funcionamiento del sistema financiero.
• Luego de la crisis económica y financiera de 2008, la percepción del público en general frente a los derivados financieros se ha tornado negativa. Lo anterior obedece en cierta medida a que este tipo de instrumentos, específicamente los Credit Default Swaps (CDS), fueron uno de los mecanismos a través de los cuales el sistema financiero estadounidense se contagió de los activos tóxicos que algunos bancos tenían dentro de sus balances. Sin embargo, fue la inadecuada gestión de riesgos de estos instrumentos lo que contribuyó a la crisis, mas no los instrumentos derivados per se.
• Las grandes pérdidas que originaron las operaciones de derivados en 2008, se ocasionaron en mayor medida por el deterioro de la calidad crediticia de las entidades, mientras que solamente una tercera parte de las pérdidas correspondió a impagos de las operaciones. Esta realidad exigió que los entes reguladores y académicos miraran más allá de los enfoques tradicionales utilizados anteriormente para la medición de los riesgos de mercado y de crédito.