Aun pese a reflejar una moderación frente a lo registrado en 2014, el crecimiento de la economía colombiana en 2015 (3,1%) fue uno de los más sobresalientes a nivel regional, considerando las importantes dificultades y turbulencias que enmarcaron el entorno macroeconómico. No obstante, el panorama para 2016 luce cada más complejo y de allí que el mercado haya venido incorporando previsiones bajistas sobre la dinámica de la actividad productiva.
Una vez cotejado el nuevo escenario de riesgos, nuestros modelos de consistencia macroeconómica nos sugieren que la actividad productiva estará creciendo cerca de 2,3% en 2016 y 3,2% en 2017, por debajo del 2,6% y 3,7% que veníamos señalando.
Pese a que los nuevos escenarios macroeconómicos incorporan previsiones más conservadoras en la dinámica de crecimiento de Estados Unidos, Europa y los BRICs, así como en materia de precios y producción de petróleo y carbón, la menor dinámica esperada en el consumo privado, derivada del deterioro en muchos de los indicadores líderes, explica gran parte del ajuste bajista. A nivel sectorial, si bien la industria manufacturera ha venido mostrando un mayor impulso y la construcción mantendrá buena parte del dinamismo que veníamos anticipando, los fuertes ajustes en los sectores de comercio y minería también soportan el deterioro de las perspectivas.
Para 2017, los riesgos continúan asociados a un menor crecimiento de la economía mundial, a una mayor volatilidad del tipo de cambio, a una mayor estrechez fiscal, y con ello, a una menor tracción de la inversión y el empleo. Estos factores, sumados a una eventual recuperación del consumo privado menos dinámica que la esperada por cuenta de unas condiciones monetarias que podrían tornarse más restrictivas, continúan insertando un sesgo bajista en las previsiones de corto y mediano plazo.
Asobancaria reitera que los próximos dos años no serán años fáciles. De la superación de los enormes desafíos en materia de competitividad, que pasan por la celeridad con que se ejecuten los programas de infraestructura, de la asertividad de las políticas monetarias y fiscales, estas últimas asociadas a la implementación de una reforma tributaria verdaderamente integral, y del diseño de una política económica que propenda por la recomposición sectorial, dependerá que la economía pueda retornar a sus sendas de crecimiento potencial en los próximos años.