Si bien la llegada de la pandemia generó un fuerte golpe en la economía global, también propició cambios en los hábitos de consumo y transformaciones tecnológicas que seguramente perdurarán. En la primera parte del año, para atenuar la velocidad de propagación del covid-19, en la mayoría de los países se adoptaron medidas de aislamiento social que llevaron a que una parte significativa de la fuerza laboral se viera obligada a realizar el trabajo de forma remota. A su vez, en la academia, estudiantes y profesores se vieron abocados a que sus interacciones se dieran en entornos digitales.
El Programa de Acompañamiento a Deudores (PAD), que ha permitido que más de 1,7 millones de deudores redefinan sus créditos con el sector financiero, en el marco de la pandemia de la Covid-19, se extenderá hasta el 30 de junio del próximo año.
Durante esta semana a muchos colombianos les llegan más recursos a sus bolsillos, por el pago de la prima, comisiones, bonificaciones, regalos navideños y demás. Eso lo saben los ladrones, que están al acecho, y, por lo tanto, es necesario tener cuidado al retirar el dinero.
En esta difícil coyuntura económica que nos ha dejado el covid-19 ha quedado claro que la planeación financiera juega un papel determinante en el porvenir y crecimiento económico de una nación. La correcta administración de los recursos, la cultura del ahorro, el endeudamiento responsable, y la gestión y valoración del riesgo por parte de cada hogar son factores que reflejan, en el agregado, la resiliencia del país para sortear escenarios de estrés. Sin embargo, la actual situación ha dejado al descubierto las debilidades de los colombianos para manejar sus finanzas personales basados en los principios de ahorro y uso eficiente de los recursos para la consecución de metas a futuro.
La pandemia obligó a las entidades financieras y a los entes reguladores a diseñar alternativas de alivio para los clientes y uno de ellos, el Programa de Acompañamiento a Deudores (PAD) que arrancó el pasado primero de agosto, ha otorgado beneficios por 31,9 billones de pesos según el reporte entregado esta semana por la Superintendencia Financiera.
Los economistas aprendemos en la universidad que, en general, la competencia en los mercados es la mejor forma de asignar eficientemente los recursos escasos de un país y de beneficiar a los consumidores al evitar rentas monopólicas.
La pandemia del covid-19, además de generar una crisis económica sin precedentes a lo largo del globo, ha exacerbado las tensiones sociales y políticas. En los últimos meses hemos observado que, tanto en países desarrollados como emergentes, los niveles de conflictividad se han incrementado, a la vez que el deterioro de los indicadores sociales le ha permitido a caudillos y agrupaciones políticas alternativas ganar una mayor cantidad de adeptos.
Ante las medidas de confinamiento y aislamiento, muchos colombianos aumentaron o realizaron por primera vez compras por internet, pagos digitales o a través del celular. Sin duda, la crisis generada por el coronavirus aceleró las transacciones financieras digitales. Sin embargo, la pandemia también disparó los ataques cibernéticos y el fraude financiero.
A cerca de 1,2 millones de colombianos se les consignó este lunes la prima anticipada y las largas filas a las afueras de los bancos dieron cuenta de ello. De ahí que las autoridades pidieron extremar las medidas para hacerle frente a la inseguridad y las estafas.
Los resultados de la economía del tercer trimestre del año dieron cuenta de una paulatina recuperación de la actividad productiva, un proceso impulsado por la flexibilización de las medidas decretadas para contener los contagios, las cuales han permitido mayor dinamismo de la demanda interna y la producción empresarial.