
- A nivel global los avances en calidad de vida son innegables: el ingreso per cápita se ha multiplicado por siete en el último siglo, la pobreza extrema ha caído del 44 % al 9 % en los últimos 40 años, y la expectativa de vida supera ya los 90 años en promedio. Sin embargo, estos avances conviven con brechas persistentes: la desigualdad de ingresos no ha cambiado en 40 años, y las brechas salariales por género y edad siguen siendo enormes.
- Colombia reproduce las tendencias globales. Se han logrado avances en ingreso y alfabetización, pero seguimos siendo uno de los países más desiguales del mundo. A pesar de que más de dos millones de colombianos salieron de la pobreza en este gobierno, el reto distributivo persiste.
- El mundo vive en la era del malestar social, caracterizada por la paradoja de crecimiento con desigualdad. Frente a ello, la propuesta es clara: equidad procrecimiento como ruta de política pública, que no sacrifica crecimiento por justicia social, sino que los potencia mutuamente.
- El Pacto por el Crédito ha sido clave para revertir la caída de la inversión en Colombia, apalancando su crecimiento a través del crédito, especialmente hacia micro y pequeñas empresas. A través de esta iniciativa se han generado avances significativos en créditos a los sectores priorizados, aunque en Economía Popular aún se requiere acelerar los esfuerzos.
- Colombia ha logrado una inclusión financiera destacada, con el 96% de la población con un producto financiero y a la par de los referentes en la OCDE. Hay avances significativos en mujeres rurales, grupos étnicos y migrantes, a pesar de que requerimos redoblar esfuerzos para cerrar definitivamente estas brechas. Todas las acciones de la banca colombiana para llegar a atender los problemas sociales se ven reflejados en el comportamiento de la cartera sostenible que ha alcanzado 134 billones en créditos con criterios sociales, ambientales y de gobernanza, consolidándose como motor de equidad y crecimiento.